El Tribunal en lo Criminal n° 2 de Dolores encontró responsables y condenó a dos habitantes de Maipú, padre e hijo, por un hecho de abuso sexual agravado que perpetraran en nuestra localidad y cuya víctima fuera un hombre.
Los Jueces consideraron acreditado, que en la madrugada del 2 de julio de 2007, en circunstancias que un vecino de Maipú se retiraba de la cantina del Club Independiente fue invitado por uno de los varones con quienes había compartido algunas copas, a llevarlo hasta su domicilio en un vehículo Peugeot 504. Que al rodado ascendieron otros individuos, dos de ellos menores de edad, y que en el viaje fueron interceptados por dos patrulleros que andaban de ronda, a cuyos efectivos dijeron que se dirigían a sus domicilios a descansar. Luego continuaron la marcha por unas pocas cuadras, comenzando los ocupantes a manosear a quien habían invitado a subir en el Club, hasta que éste aduciendo que iba a orinar bajó del auto, comenzando luego a correr con intención de pedir auxilio en una casa, pero al no encontrar a nadie en ella fue interceptado por sus compañeros de viaje, quienes lo hicieron ingresar por la fuerza al vehículo y lo llevaron hasta una casa ubicada en Independencia entre Valentín Alavedra y Colón, donde mediante golpes de puño lo ingresaron. Una vez en su interior, al menos dos de los tres sujetos mayores, arrojaron a la víctima sobre una cama y lo penetraron por vía anal, obligándolo también a que les practicara sexo oral. Luego se retiraron de la vivienda en el vehículo llevando con ellos a la víctima, a la que abandonaron a unas cuadras de su domicilio.
Esta persona al denunciar el hecho, dijo que había estado tomando unos tragos en el Club y que se había encontrado con varios conocidos, y que al retirarse uno de ellos se había ofrecido a llevarlo hasta su casa, contando detalles de lo ocurrido en el viaje y precisando, que cuando había salido corriendo en busca de ayuda se había llevado por delante un alambre y había caído, tras lo cual los sujetos habían comenzado a pegarle patadas y trompadas, y por la fuerza lo habían vuelto a subir al auto. Que algunos de los ocupantes le habían bajado el pantalón y arrancado el calzoncillo, tratando de penetrarlo, pero que al no poder hacerlo dentro del vehículo lo habían llevado hasta la casa de uno de ellos, donde “uno a uno” lo fueron penetrando analmente, mientras uno de ellos decía que había que matarlo y otro respondía que no, porque estaba demasiado borracho como para que recordara lo que había pasado. Que luego lo abandonaron y había pedido auxilio en una casa, donde la mujer que lo atendió se sorprendió al ver el estado en el que estaba, ya que tenía la cara lastimada, sus ropas sucias y el calzoncillo “hecho titas”. Que luego fue trasladado al Hospital ya que tenía la cara desfigurada y tres costillas rotas. Aclaró en la denuncia, que uno de los sujetos era el “Chanfle” Ferreyra y otro su hijo.
Durante el juicio el Médico de Policía corroboró el informe que había realizado de las lesiones que había sufrido esta persona, precisando que había observado una excoriación en el margen del ano, la que se compadecía con una penetración peneana.
La Perito psicóloga de la Asesoría Pericial Departamental indicó en su informe, haber visualizado en la víctima una serie de indicadores que le permitían deducir que el paciente presentaba características de haber padecido un trastorno por stress post traumático.
Los efectivos policiales que habían interceptado esa madrugada al Peugeot 504, indicaron quienes eran los pasajeros que viajaban en el mismo.
En la vivienda donde se perpetró el abuso fue secuestrada una sábana, la que arrojó resultado positivo a la pericia de ADN practicada respecto a las manchas de semen.
Al analizar el Tribunal la participación y la responsabilidad de los imputados en el hecho descripto, los Jueces consideraron que Ricardo Javier Ferreyra era coautor del mismo, ya que había sido sindicado por la víctima y por testigos del Club y la policía que había interceptado el rodado.
Con relación a Ricardo Javier Ferreyra, su coautoría también estuvo acreditada con el señalamiento que le dirigió la víctima, quien lo identificó como “el hijo de “El Chanfle” Ferreyra, y a quien conocía por el alias “Puchi”.
Con respecto al tercer procesado, Agustín Esteban Villarreal, la víctima había dicho que los dos primeros eran los autores del ataque sexual, pero sobre el tercero no había sido preciso a la hora de establecer cuál había sido su participación específica en el hecho.
El fallo indica, que si bien había manifestado que “todos lo habían penetrado”, esa “vaga afirmación, carente de otros indicadores y sin sustento pericial no permite acreditar asertivamente su intervención en el hecho tal como ha sido denunciado, salvo la circunstancia probada de que Villarreal era quien conducía esa noche el vehículo”, lo que según los Jueces no resultaba suficiente “para resolver en su perjuicio la duda que al respecto” surgía, por lo cual consideraron que debía ser absuelto.
Finalmente, el Tribunal por unanimidad resolvió dictar veredicto absolutorio en favor de Agustín Esteban Villarreal, y condenar a Fabián Alberto Ferreyra y a Ricardo Javier Ferreira como coautores penalmente responsables del delito de Abuso sexual doblemente agravado, por mediar acceso carnal y por haberse cometido con el concurso de dos o más personas, a la pena de ocho años de prisión.
Asimismo y luego de analizar la prueba ventilada en la audiencia, los Jueces coincidieron con la Fiscal de Juicio en que no existían elementos para acusar a los tres procesados respecto del delito de Robo agravado por haberse cometido en lugar poblado y en banda por el que también habían llegado a juicio, dictándose la absolución de los mismos.
