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Entrevista con el Director del Hospital de Maipu Buenos Aires


El profesional dolorense y nuevo Director del Hospital Municipal de Maipú, nos brinda una mirada general sobre la salud en el país, particularmente sobre los temas de actualidad.

Para el Dr. Zárate en salud “a la gente hay que darle un discurso coherente”

A pocos días de asumir como Director del Hospital Municipal de Maipú entrevistamos al Dr. Rubén Gonzalo Zárate, para conocer su opinión sobre la salud en general en nuestro país y en particular lo ocurrido con la Gripe A.

El sanitarista dolorense al respecto decía:
“Yo en la salud pública veo un problema, porque un ministro nacional, uno de una provincia y otro de otra provincia, tienen discursos diferentes frente a una misma problemática. Si una ministra saliente pedía la emergencia sanitaria y el ministro entrante dijo que ya estábamos en emergencia sanitaria hace cinco años, ya podemos ir delineando en las circunstancias en las que nos encontramos con la salud. Hace cuatro años, con Ginés García como ministro, éramos uno de los países mejor organizados del mundo y en dos años no se sabe qué hacer”.
- ¿Pero éramos de los mejores en la realidad, o sólo en el discurso?

- Bueno, yo ahora estoy dudando. Está el ejemplo del dengue, donde nosotros (en Dolores) en el 2001 ya aconsejábamos sacar el agua de los floreritos del cementerio y ponerles arena. Ya por esa época se hablaba de que este mosquito iba a llegar a estas latitudes de la provincia de Buenos Aires. Pero había quienes creían que el mosquito no iba a pasar del Río Paraná. Por eso yo creo que si uno busca persuadir a la gente de que se cuide de una pandemia como la Gripe A y al día siguiente hacemos las elecciones, somos unos mentirosos. Si estamos en emergencia sanitaria pero admitimos una multitud de personas viendo jugar a Vélez y Huracán, somos unos mentirosos. Y si porque se vienen las vacaciones de invierno aflojamos con las prevenciones, es porque seguimos siendo mentirosos. Hay que darle a la gente un discurso coherente con las acciones, porque si no la gente deja de creer.

- ¿Eso llevó a que los intendentes tomaran decisiones por su cuenta?.

- Por supuesto, si yo fuera intendente y no fuese médico, y de conocer algo de sanitarista hubiera tomado decisiones por mi cuenta. Pero todo ha sido según el criterio de cada lugar. Mire, hace pocos días viajaba desde La Plata con mi esposa y paramos en una estación de servicio para tomar un café, y no nos dejaron sentar a la mesa. En ese momento por la televisión exhibían el partido de Vélez y Huracán. Estamos en un país de fantasía, en un país con doble discurso.

- ¿No entiende que los municipios han reaccionado frente a esta situación mejor que el gobierno nacional y provincial?.

- Reitero, veo como un doble discurso. Hay muchos funcionarios que no tienen conciencia de lo que es la salud, que no es solamente estar sano, sino estarlo en lo físico, psíquico y social. Y la gente frente a ese doble discurso qué hace, pierde el sentido primordial de la salud pública, que es creer. Entonces después no creen en nada, uno dice que usen barbijo y otro dice que no es necesario. En salud pública no puede haber más de un discurso.

- Claro, cualquier enfermedad es la misma en todos lados…

- Exacto. Pero si esta pandemia de gripe es de una virulencia tan grande como se dijo al principio, que prácticamente había que quedarse encerrado en la casa, yo creo que la enfermedad no se comportó como la pintaban. O se está escondiendo información. Como ocurre con el dengue, que no sólo no desapareció sino que está ahí y se queda. Y no se le dio más importancia. Del dengue nos tendríamos que haber acordado en octubre del año pasado, pero nosotros nos acordamos de las cosas cuando ya nos están pasando. Ya en el año 2001 el ministro Mussi nos había dicho que se venía el dengue en la provincia de Buenos Aires. Y ahora vaya a sacarlo al mosquito infectado. Acá tenemos municipios muy cercanos en los que se han encontrado las larvas. Es decir que cuando venga alguien del norte infectado, si ese mosquito lo pica cualquier día vamos a tener una sorpresa. Por eso digo que hay que tener mucho cuidado cuando se emite un mensaje en el que está comprometida la salud pública. Hay que ser coherente con las actitudes, no puede ser que unos cierran los colegios y otros no.

- Hace unos días Ud. se hizo cargo del Hospital de Maipú. ¿Qué encontró allí?

- Yo tengo cierto afecto por la ciudad de Maipú, porque atendí allí entre 1981 y 1990 y hace tres o cuatro años que volví como particular. El intendente me ofreció atender la problemática del Hospital y me gustó el desafío, porque se trata de un hospital que tiene ciertas particularidades como el de Dolores. Tiene la problemática de la Ruta 2, menos población que Dolores, pero con Guido muy cerca, al igual que Labardén y Las Armas. Y Maipú tiene a su vez una característica especial, porque no tiene actividad privada, es decir, no hay sanatorios o clínicas. De modo que toda la demanda de salud la tiene que atender el hospital. Por ahora estamos en una etapa de ir tomando conocimiento de las distintas áreas, del personal y de los profesionales que allí trabajan. Debo decir que tengo muy buen apoyo de tipo político y encuentro una buena respuesta en todo el personal, que es algo muy importante, porque sin el personal nada se puede hacer.

- ¿Usted se desempeña como Director General o Director Médico solamente?

- Soy Director General, de modo que tengo hasta la responsabilidad de controlar lo que se gasta en la cocina o en la lavandería. Ahora estamos haciendo una evaluación por sectores y viendo qué es lo que ya mismo se puede mejorar. Ya le dije al intendente que en un mes le voy a presentar un informe con acciones a llevar a cabo en el corto, mediano y largo plazo. Después la decisión política de hacerlo la tomará el Departamento Ejecutivo. Pero me encuentro con un campo muy propicio para trabajar sanitariamente.

- Tiene a favor su larga experiencia en el Hospital de Dolores.

- Si, en realidad empecé por bastante tiempo en la Zona Sanitaria, lo que me permitió conocer los hospitales de toda la región durante 10 años. Después estuve en la Secretaría de Salud en el gobierno del intendente Duilio Macchi, y luego cumplí esas funciones con los intendentes Meckievi y Lovari. De modo que es cierto, llevo muchos años en esta actividad. También tengo hechos cursos de Administración Hospitalaria, de Administración de Salud y he sido durante cinco años presidente del Círculo Médico, lo que me ha permitido conocer también la parte gremial médica. Pero igual esto es un nuevo desafío. Más teniendo en cuenta que hace cuatro meses estaba pensando en jubilarme…

- Generalmente los hospitales de los pueblos chicos son difíciles de manejar, siempre surge algún conflicto. ¿Es por problemas de manejo de relaciones personales o por la injerencia de la política en la dirección?

- Hay mucho de eso. Los gobiernos pasan, pero la parcialidad política queda en diferentes sectores. El primero que tiene que dar el ejemplo de no discriminar políticamente, es el director. Yo tengo en mi despacho un dicho: “Si los de arriba perdemos la vergüenza, los de abajo pierden el respeto”. De manera que quien haga discriminación política en un hospital, comenzó a fracturarlo. Quien entra a un hospital para ser atendido, debe ser atendido sin importar de qué partido es. En la sala de cirugía el cirujano, el anestesista y la enfermera, son profesionales de la salud. No están para estar discriminando de dónde viene el paciente y a qué partido pertenece. La salud es una inversión y el hospital es la contribución que todos los ciudadanos hacen para que en algo seamos iguales: en la salud.

- Da también la sensación de que es difícil la relación del director de un hospital con los propios profesionales.

- Yo debo ser sincero y decir que cuando me hice cargo del hospital de Dolores, sabía con los profesionales que iba a tener problemas, que no fueron más de dos o tres, pero también sabía que esos problemas era menores. Yo tengo que estar muy agradecido a todos los profesionales que me bancaron, y por eso no quiero dar nombres para no olvidarme de nadie.
Pero volviendo al tema de Maipú, no es mucho más lo que puedo decir porque hace apenas 20 días que estoy. Y asumí con mucho entusiasmo porque estoy en algo que me gusta y porque es un lindo desafío.

- Las necesidades en un hospital son muchas, pero particularmente se dice que faltan o es muy difícil cubrir algunas especialidades como los pediatras y los anestesistas, y ahora surge una nueva necesidad, según me explican, que es la de médicos emergentólogos, ¿puede ser?

- Si, ocurre que la tecnología, la evolución médica y los juicios por mala praxis, van cambiando el comportamiento médico. Hace veinte años llegaba una criatura al hospital y la atendía el médico de guardia. Hoy las madres reclaman que las atienda un pediatra. Ante un accidente, antes actuaba el médico y si era necesario se producía la derivación a otro lugar. Hoy se reclama tener un neurólogo. La gente debe concientizarse de que no se logra con magia tener un anestesista, un neurólogo, un pediatra, o un tomógrafo. Nosotros en Maipú en este momento necesitamos ginecólogos, y no es fácil encontrarlos. ¿Por qué?. Es muy difícil que profesional deje su actividad privada, para venir a trabajar a una población pequeña con un sueldo de la administración municipal, que va a ser muy limitado. Yo por eso digo que es un milagro que Maipú tenga los profesionales que tiene, un anestesista, tres cirujanos, que haya una unidad de terapia, que tengamos respiradores. Creo que eso obedece un poco a que Maipú tenía un muy buen sanatorio, que por causas diversas debió cerrar. Y de ahí, toda la demanda fue a parar a la actividad oficial.

- ¿El Hospital factura esa demanda del sector privado?

- Si, lo factura por ejemplo a través del IOMA, tiene parte de un convenio con el PAMI, pero la complejidad del hospital hace que si se necesita una tomografía computada, haya que mandar al paciente a Mar del Plata o a Dolores. Y eso ocurre con muchas otras prestaciones, porque un resonador, que vale 200 mil dólares, no es rentable en una población como Maipú. Pero claro, el bombardeo mediático hace que la gente crea que cualquier hospital debe tener un tomógrafo, un resonador o un equipo de hemodiálisis, en todas las poblaciones. Eso es para otra Argentina, no la que nos toca vivir.

En mi caso le diría, fue todo esto es lo que me llevó a aceptar la Dirección del Hospital de Maipú, porque veo que se puede brindar servicios que no muchas comunidades iguales y sin actividad privada lo hacen.



El profesional dolorense y nuevo Director del Hospital Municipal de Maipú, nos brinda una mirada general sobre la salud en el país, particularmente sobre los temas de actualidad.

Para el Dr. Zárate en salud “a la gente hay que darle un discurso coherente”

A pocos días de asumir como Director del Hospital Municipal de Maipú entrevistamos al Dr. Rubén Gonzalo Zárate, para conocer su opinión sobre la salud en general en nuestro país y en particular lo ocurrido con la Gripe A.

El sanitarista dolorense al respecto decía:
“Yo en la salud pública veo un problema, porque un ministro nacional, uno de una provincia y otro de otra provincia, tienen discursos diferentes frente a una misma problemática. Si una ministra saliente pedía la emergencia sanitaria y el ministro entrante dijo que ya estábamos en emergencia sanitaria hace cinco años, ya podemos ir delineando en las circunstancias en las que nos encontramos con la salud. Hace cuatro años, con Ginés García como ministro, éramos uno de los países mejor organizados del mundo y en dos años no se sabe qué hacer”.
- ¿Pero éramos de los mejores en la realidad, o sólo en el discurso?

- Bueno, yo ahora estoy dudando. Está el ejemplo del dengue, donde nosotros (en Dolores) en el 2001 ya aconsejábamos sacar el agua de los floreritos del cementerio y ponerles arena. Ya por esa época se hablaba de que este mosquito iba a llegar a estas latitudes de la provincia de Buenos Aires. Pero había quienes creían que el mosquito no iba a pasar del Río Paraná. Por eso yo creo que si uno busca persuadir a la gente de que se cuide de una pandemia como la Gripe A y al día siguiente hacemos las elecciones, somos unos mentirosos. Si estamos en emergencia sanitaria pero admitimos una multitud de personas viendo jugar a Vélez y Huracán, somos unos mentirosos. Y si porque se vienen las vacaciones de invierno aflojamos con las prevenciones, es porque seguimos siendo mentirosos. Hay que darle a la gente un discurso coherente con las acciones, porque si no la gente deja de creer.

- ¿Eso llevó a que los intendentes tomaran decisiones por su cuenta?.

- Por supuesto, si yo fuera intendente y no fuese médico, y de conocer algo de sanitarista hubiera tomado decisiones por mi cuenta. Pero todo ha sido según el criterio de cada lugar. Mire, hace pocos días viajaba desde La Plata con mi esposa y paramos en una estación de servicio para tomar un café, y no nos dejaron sentar a la mesa. En ese momento por la televisión exhibían el partido de Vélez y Huracán. Estamos en un país de fantasía, en un país con doble discurso.

- ¿No entiende que los municipios han reaccionado frente a esta situación mejor que el gobierno nacional y provincial?.

- Reitero, veo como un doble discurso. Hay muchos funcionarios que no tienen conciencia de lo que es la salud, que no es solamente estar sano, sino estarlo en lo físico, psíquico y social. Y la gente frente a ese doble discurso qué hace, pierde el sentido primordial de la salud pública, que es creer. Entonces después no creen en nada, uno dice que usen barbijo y otro dice que no es necesario. En salud pública no puede haber más de un discurso.

- Claro, cualquier enfermedad es la misma en todos lados…

- Exacto. Pero si esta pandemia de gripe es de una virulencia tan grande como se dijo al principio, que prácticamente había que quedarse encerrado en la casa, yo creo que la enfermedad no se comportó como la pintaban. O se está escondiendo información. Como ocurre con el dengue, que no sólo no desapareció sino que está ahí y se queda. Y no se le dio más importancia. Del dengue nos tendríamos que haber acordado en octubre del año pasado, pero nosotros nos acordamos de las cosas cuando ya nos están pasando. Ya en el año 2001 el ministro Mussi nos había dicho que se venía el dengue en la provincia de Buenos Aires. Y ahora vaya a sacarlo al mosquito infectado. Acá tenemos municipios muy cercanos en los que se han encontrado las larvas. Es decir que cuando venga alguien del norte infectado, si ese mosquito lo pica cualquier día vamos a tener una sorpresa. Por eso digo que hay que tener mucho cuidado cuando se emite un mensaje en el que está comprometida la salud pública. Hay que ser coherente con las actitudes, no puede ser que unos cierran los colegios y otros no.

- Hace unos días Ud. se hizo cargo del Hospital de Maipú. ¿Qué encontró allí?

- Yo tengo cierto afecto por la ciudad de Maipú, porque atendí allí entre 1981 y 1990 y hace tres o cuatro años que volví como particular. El intendente me ofreció atender la problemática del Hospital y me gustó el desafío, porque se trata de un hospital que tiene ciertas particularidades como el de Dolores. Tiene la problemática de la Ruta 2, menos población que Dolores, pero con Guido muy cerca, al igual que Labardén y Las Armas. Y Maipú tiene a su vez una característica especial, porque no tiene actividad privada, es decir, no hay sanatorios o clínicas. De modo que toda la demanda de salud la tiene que atender el hospital. Por ahora estamos en una etapa de ir tomando conocimiento de las distintas áreas, del personal y de los profesionales que allí trabajan. Debo decir que tengo muy buen apoyo de tipo político y encuentro una buena respuesta en todo el personal, que es algo muy importante, porque sin el personal nada se puede hacer.

- ¿Usted se desempeña como Director General o Director Médico solamente?

- Soy Director General, de modo que tengo hasta la responsabilidad de controlar lo que se gasta en la cocina o en la lavandería. Ahora estamos haciendo una evaluación por sectores y viendo qué es lo que ya mismo se puede mejorar. Ya le dije al intendente que en un mes le voy a presentar un informe con acciones a llevar a cabo en el corto, mediano y largo plazo. Después la decisión política de hacerlo la tomará el Departamento Ejecutivo. Pero me encuentro con un campo muy propicio para trabajar sanitariamente.

- Tiene a favor su larga experiencia en el Hospital de Dolores.

- Si, en realidad empecé por bastante tiempo en la Zona Sanitaria, lo que me permitió conocer los hospitales de toda la región durante 10 años. Después estuve en la Secretaría de Salud en el gobierno del intendente Duilio Macchi, y luego cumplí esas funciones con los intendentes Meckievi y Lovari. De modo que es cierto, llevo muchos años en esta actividad. También tengo hechos cursos de Administración Hospitalaria, de Administración de Salud y he sido durante cinco años presidente del Círculo Médico, lo que me ha permitido conocer también la parte gremial médica. Pero igual esto es un nuevo desafío. Más teniendo en cuenta que hace cuatro meses estaba pensando en jubilarme…

- Generalmente los hospitales de los pueblos chicos son difíciles de manejar, siempre surge algún conflicto. ¿Es por problemas de manejo de relaciones personales o por la injerencia de la política en la dirección?

- Hay mucho de eso. Los gobiernos pasan, pero la parcialidad política queda en diferentes sectores. El primero que tiene que dar el ejemplo de no discriminar políticamente, es el director. Yo tengo en mi despacho un dicho: “Si los de arriba perdemos la vergüenza, los de abajo pierden el respeto”. De manera que quien haga discriminación política en un hospital, comenzó a fracturarlo. Quien entra a un hospital para ser atendido, debe ser atendido sin importar de qué partido es. En la sala de cirugía el cirujano, el anestesista y la enfermera, son profesionales de la salud. No están para estar discriminando de dónde viene el paciente y a qué partido pertenece. La salud es una inversión y el hospital es la contribución que todos los ciudadanos hacen para que en algo seamos iguales: en la salud.

- Da también la sensación de que es difícil la relación del director de un hospital con los propios profesionales.

- Yo debo ser sincero y decir que cuando me hice cargo del hospital de Dolores, sabía con los profesionales que iba a tener problemas, que no fueron más de dos o tres, pero también sabía que esos problemas era menores. Yo tengo que estar muy agradecido a todos los profesionales que me bancaron, y por eso no quiero dar nombres para no olvidarme de nadie.
Pero volviendo al tema de Maipú, no es mucho más lo que puedo decir porque hace apenas 20 días que estoy. Y asumí con mucho entusiasmo porque estoy en algo que me gusta y porque es un lindo desafío.

- Las necesidades en un hospital son muchas, pero particularmente se dice que faltan o es muy difícil cubrir algunas especialidades como los pediatras y los anestesistas, y ahora surge una nueva necesidad, según me explican, que es la de médicos emergentólogos, ¿puede ser?

- Si, ocurre que la tecnología, la evolución médica y los juicios por mala praxis, van cambiando el comportamiento médico. Hace veinte años llegaba una criatura al hospital y la atendía el médico de guardia. Hoy las madres reclaman que las atienda un pediatra. Ante un accidente, antes actuaba el médico y si era necesario se producía la derivación a otro lugar. Hoy se reclama tener un neurólogo. La gente debe concientizarse de que no se logra con magia tener un anestesista, un neurólogo, un pediatra, o un tomógrafo. Nosotros en Maipú en este momento necesitamos ginecólogos, y no es fácil encontrarlos. ¿Por qué?. Es muy difícil que profesional deje su actividad privada, para venir a trabajar a una población pequeña con un sueldo de la administración municipal, que va a ser muy limitado. Yo por eso digo que es un milagro que Maipú tenga los profesionales que tiene, un anestesista, tres cirujanos, que haya una unidad de terapia, que tengamos respiradores. Creo que eso obedece un poco a que Maipú tenía un muy buen sanatorio, que por causas diversas debió cerrar. Y de ahí, toda la demanda fue a parar a la actividad oficial.

- ¿El Hospital factura esa demanda del sector privado?

- Si, lo factura por ejemplo a través del IOMA, tiene parte de un convenio con el PAMI, pero la complejidad del hospital hace que si se necesita una tomografía computada, haya que mandar al paciente a Mar del Plata o a Dolores. Y eso ocurre con muchas otras prestaciones, porque un resonador, que vale 200 mil dólares, no es rentable en una población como Maipú. Pero claro, el bombardeo mediático hace que la gente crea que cualquier hospital debe tener un tomógrafo, un resonador o un equipo de hemodiálisis, en todas las poblaciones. Eso es para otra Argentina, no la que nos toca vivir.

En mi caso le diría, fue todo esto es lo que me llevó a aceptar la Dirección del Hospital de Maipú, porque veo que se puede brindar servicios que no muchas comunidades iguales y sin actividad privada lo hacen.


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