Hola "Altajoda Maipu" te envio adjunto la carta a lectores, desde ya muchas gracias por brindar este espacio a sociedad.

Atte.

Diego Reynaga

Nostalgia de Potrero…

Frases como “barrilete cósmico”, “la pelota no se mancha”, “me cortaron las piernas”, “la mano de Dios” y “se te escapo la tortuga” entre otras, tienen su surgimiento en el mismísimo potrero, donde un sin numero de generaciones crecimos

Te estarás preguntando que pretendo con estas líneas…. simplemente la reflexión de los adultos acerca de las necesidades y demandas de niños y jóvenes de nuestra patria chica.

Voy a tratar de ser lo mas claro y sintético posible para despejar el grado de impotencia que me toco pasar junto a mis hijos; el miércoles a la tarde fuimos a la Plaza Alvarado (La Cuna del Otamendi), nos repartimos ya que las nenas fueron a jugar a los juegos y con Lautaro nos fuimos a “fulbiar” un rato, me llamo poderosamente la atención la presencia de una Oficial de la Policía, que muy amablemente se acerco y nos informo que en ese lugar no se podía jugar al fútbol porque algunos vecinos habían presentado sus quejas en la Municipalidad; al escuchar esto, me resigne y trate de explicarle a un niño de siete años, sobre egoísmo de los adultos, que no paramos de prohibir en vez de dar respuestas alternativas a las cosas simples de la vida.

Me remonto a mi niñez y me embriago de nostalgia, recuerdos de potreros como “El Ferro”, “La Estación”, “Lo Capra”, “La esquina de Lo Orfano”, “El Barrio”, “Villa Vaneli”, Villa Italia”, “El Otamendi”, etc, etc, etc… donde salíamos volando de la escuela para tomar la merienda y salir corriendo para la canchita, esperando al gordito dueño de la pelota para empezar el picado; todas eran finales del mundo, donde se sabia cuando empezaban pero jamás cuanto terminaban; la conformación de los equipos era “el pan-queso”, el gordito al arco, los maletas al fondo, al medio los lustradores y adelante los magos; se jugaba con dientes apretados, donde se cobraban y pagaban deudas de otros lados; con suerte paramos un rato para tomar agua en alguna canilla cercana de algún vecino y seguíamos a hacha y tiza; el final estaba dado generalmente por una pequeña riña, donde el resultado del partido quedaba de lado.

Hoy en día, donde nuestros niños y jóvenes pasan cientos de horas frente a las pantallas de todo tamaño (celulares, PC, TV, MP4, etc.) y viven la virtualidad de la vida como moneda corriente, donde la sociedad esta fragmentada y atravesada al medio por los conflictos económicos, la desocupación, los malos salarios, la inseguridad, la drogadicción, la perdida de valores entre otros y así se pueden enumerar una lista interminable de situaciones problemáticas, que lamentablemente a corto plazo no tienen respuestas concretas.

Me pregunto, ¿Dónde están los potreros?, pienso en ellos como en un lugar de encuentro, de intercambio, de socialización, “de respuesta”, donde nuestros niños desconocen la discriminación y son todos iguales ante “La Redonda”.

Muchos dudaran de mi sensatez, hasta llegaran a pensar que estoy loco, otros me darán la razón, quizás a otros le resulte indiferente, pero como dije antes, solo pretendo un espacio de reflexión para quienes nos llamamos adultos.

Diego S. Reynaga
DNI 26.264.902

Hola "Altajoda Maipu" te envio adjunto la carta a lectores, desde ya muchas gracias por brindar este espacio a sociedad.

Atte.

Diego Reynaga

Nostalgia de Potrero…

Frases como “barrilete cósmico”, “la pelota no se mancha”, “me cortaron las piernas”, “la mano de Dios” y “se te escapo la tortuga” entre otras, tienen su surgimiento en el mismísimo potrero, donde un sin numero de generaciones crecimos

Te estarás preguntando que pretendo con estas líneas…. simplemente la reflexión de los adultos acerca de las necesidades y demandas de niños y jóvenes de nuestra patria chica.

Voy a tratar de ser lo mas claro y sintético posible para despejar el grado de impotencia que me toco pasar junto a mis hijos; el miércoles a la tarde fuimos a la Plaza Alvarado (La Cuna del Otamendi), nos repartimos ya que las nenas fueron a jugar a los juegos y con Lautaro nos fuimos a “fulbiar” un rato, me llamo poderosamente la atención la presencia de una Oficial de la Policía, que muy amablemente se acerco y nos informo que en ese lugar no se podía jugar al fútbol porque algunos vecinos habían presentado sus quejas en la Municipalidad; al escuchar esto, me resigne y trate de explicarle a un niño de siete años, sobre egoísmo de los adultos, que no paramos de prohibir en vez de dar respuestas alternativas a las cosas simples de la vida.

Me remonto a mi niñez y me embriago de nostalgia, recuerdos de potreros como “El Ferro”, “La Estación”, “Lo Capra”, “La esquina de Lo Orfano”, “El Barrio”, “Villa Vaneli”, Villa Italia”, “El Otamendi”, etc, etc, etc… donde salíamos volando de la escuela para tomar la merienda y salir corriendo para la canchita, esperando al gordito dueño de la pelota para empezar el picado; todas eran finales del mundo, donde se sabia cuando empezaban pero jamás cuanto terminaban; la conformación de los equipos era “el pan-queso”, el gordito al arco, los maletas al fondo, al medio los lustradores y adelante los magos; se jugaba con dientes apretados, donde se cobraban y pagaban deudas de otros lados; con suerte paramos un rato para tomar agua en alguna canilla cercana de algún vecino y seguíamos a hacha y tiza; el final estaba dado generalmente por una pequeña riña, donde el resultado del partido quedaba de lado.

Hoy en día, donde nuestros niños y jóvenes pasan cientos de horas frente a las pantallas de todo tamaño (celulares, PC, TV, MP4, etc.) y viven la virtualidad de la vida como moneda corriente, donde la sociedad esta fragmentada y atravesada al medio por los conflictos económicos, la desocupación, los malos salarios, la inseguridad, la drogadicción, la perdida de valores entre otros y así se pueden enumerar una lista interminable de situaciones problemáticas, que lamentablemente a corto plazo no tienen respuestas concretas.

Me pregunto, ¿Dónde están los potreros?, pienso en ellos como en un lugar de encuentro, de intercambio, de socialización, “de respuesta”, donde nuestros niños desconocen la discriminación y son todos iguales ante “La Redonda”.

Muchos dudaran de mi sensatez, hasta llegaran a pensar que estoy loco, otros me darán la razón, quizás a otros le resulte indiferente, pero como dije antes, solo pretendo un espacio de reflexión para quienes nos llamamos adultos.

Diego S. Reynaga
DNI 26.264.902