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El Malevo: "Dame una birra o te pego un cuetazo"


En un fallo dictado a finales del mes pasado, el Juzgado Correccional que juzgaba a un joven por un hecho de amenazas con un arma, que protagonizara en Maipú (pcia de Buenos Aires), lo condenó a pena de ejecución condicional al hallarlo penalmente responsable del mismo.

La Dra. María Eva Merlo consideró en el marco del juicio oral, que había formado convicción que en horas de la medianoche del 7 de enero de 2007, un sujeto adulto que se hallaba acompañado de otros dos -uno de ellos menor- en el interior del bar “La Rosada”, ubicado en calle Italia y Colón de nuestra localidad, previo insultar al dueño por no haberle despachado bebidas alcohólicas, le profirió amenazas de muerte, exhibiéndole un arma de fuego tipo revólver, con la que mientras le apuntaba le decía que “le iba a pegar un cuetazo”.

Los hechos se acreditaron con distintos elementos, entre ellos la denuncia que efectuara el dueño del bar, quien dijo que se hallaba atendiendo cuando habían ingresado tres personas, una de las cuales conocía como “El Malevo”, otra que era su hermanastro de apellido Buceta, mientras que el tercero era un menor de unos quince años. Agregó que no les había querido despachar bebidas, por lo que los mayores habían comenzado a insultarlo, y que en un momento Buceta había sacado de entre sus ropas un revólver calibre 22 o 32, con el que le apuntaba mientras decía que le iba a pegar un “cuetazo”, pero que unas personas que se hallaban en el local intercedieron, estos individuos se habían alejado del lugar.

Durante el juicio y al ser interrogado, el dueño del local dijo que se había negado a despacharles bebidas alcohólicas porque era una norma suya no hacerlo, y porque además hay una prohibición por ley con fuertes multas. Dijo también, que horas después, ya en la madrugada, le habían roto un vidrio del local.

Uno de los clientes dijo no recordar el hecho, pero al ser interrogado habló de la llegada de Buceta, que pidió cerveza, y que al negarle el dueño la misma se había enojado, y que sacando un arma lo había amenazado de pegarle un cuetazo. A expresas preguntas respecto del estado del imputado y acompañantes esa noche, el testigo dijo que “estaban normales”.

Otra persona ratificó la existencia de ese incidente, corroborando los dichos del denunciante en cuanto a que Buceta y sus acompañantes habían pedido una cerveza, la que el dueño no les quiso despachar, armándose la discusión que culminó con la amenaza.

Otros testigos dijeron no haber presenciado el incidente, pero para la Juez, esto lo interpretaba como un cierto temor en ellos, ya que fueron además reticentes en su declaraciones.

La falta de secuestro del arma de fuego fue el centro del debate, pero para la Dra. Merlo ello no impedía tenerla por acreditada, ya que de distintos testimonios había surgido sin duda alguna que se trataba de un arma de fuego.

La defensa argumentó que al no haber sido secuestrada se desconocía si estaba o no cargada, pero para la Juez en el caso no eran exigibles los mismos requisitos que para la agravante del robo, indicando que en su opinión, en
“las amenazas, a diferencia de lo que sucede en el robo, se trata de una mayor posibilidad de atemorizar, la cual se logra aún cuando el arma no tenga afectiva aptitud para el disparo”. “El imputado extrajo un arma de fuego y con ella hizo uso de amenazas al exhibirla, mostrarla y apuntar..., a la par que profería frases de claro tinte amenazante. Es evidente que el procesado, con su actitud de extraer el arma de fuego trascendió del ámbito de las meras palabras y pasó a la acción. Si las frases proferidas de manera aislada, referidas a que ‘le iba a tirar un cuetazo’, pueden eventualmente ser consideradas como una mera bravuconada y poco idóneas para causar temor o amedrentamiento -como dijo la Defensa-, pero acompañadas de la acción de extraer un arma de fuego..., adquieren una relevante entidad intimidatoria”, precisó en el fallo.

“Las amenazas, como bien sostiene el Ministerio Fiscal, constituyen un delito contra la libertad individual psíquica-, que atenta contra el derecho de las personas a no ser víctimas de actos susceptibles de alterar su tranquilidad espiritual produciéndoles inquietud o temor...”, precisó la magistrada, agregando que “más allá de entender que si bien el denunciante dijo que estaba acostumbrado a no perturbarse ante este tipo de situaciones, lo cierto es que también manifestó..., que nunca se sabe cual puede ser la reacción de una persona en esas circunstancias, máxime que se trataba de una persona joven, que, por una pavada saca un arma”.

Por todo ello la Dra. Merlo resolvió finalmente condenar a Sergio Gabriel Buceta, apodado “Gabito” o “Gaby”, argentino, de 24 años de edad, soltero, empleado rural, nacido y domiciliado en Maipú, a la pena de Un año de prisión de ejecución condicional -atento la ausencia de antecedentes y la obvia inconveniencia de aplicar al caso una pena de efectivo cumplimiento-, al considerarlo autor penalmente responsable del delito de Amenazas agravadas por el uso de armas.


En un fallo dictado a finales del mes pasado, el Juzgado Correccional que juzgaba a un joven por un hecho de amenazas con un arma, que protagonizara en Maipú (pcia de Buenos Aires), lo condenó a pena de ejecución condicional al hallarlo penalmente responsable del mismo.

La Dra. María Eva Merlo consideró en el marco del juicio oral, que había formado convicción que en horas de la medianoche del 7 de enero de 2007, un sujeto adulto que se hallaba acompañado de otros dos -uno de ellos menor- en el interior del bar “La Rosada”, ubicado en calle Italia y Colón de nuestra localidad, previo insultar al dueño por no haberle despachado bebidas alcohólicas, le profirió amenazas de muerte, exhibiéndole un arma de fuego tipo revólver, con la que mientras le apuntaba le decía que “le iba a pegar un cuetazo”.

Los hechos se acreditaron con distintos elementos, entre ellos la denuncia que efectuara el dueño del bar, quien dijo que se hallaba atendiendo cuando habían ingresado tres personas, una de las cuales conocía como “El Malevo”, otra que era su hermanastro de apellido Buceta, mientras que el tercero era un menor de unos quince años. Agregó que no les había querido despachar bebidas, por lo que los mayores habían comenzado a insultarlo, y que en un momento Buceta había sacado de entre sus ropas un revólver calibre 22 o 32, con el que le apuntaba mientras decía que le iba a pegar un “cuetazo”, pero que unas personas que se hallaban en el local intercedieron, estos individuos se habían alejado del lugar.

Durante el juicio y al ser interrogado, el dueño del local dijo que se había negado a despacharles bebidas alcohólicas porque era una norma suya no hacerlo, y porque además hay una prohibición por ley con fuertes multas. Dijo también, que horas después, ya en la madrugada, le habían roto un vidrio del local.

Uno de los clientes dijo no recordar el hecho, pero al ser interrogado habló de la llegada de Buceta, que pidió cerveza, y que al negarle el dueño la misma se había enojado, y que sacando un arma lo había amenazado de pegarle un cuetazo. A expresas preguntas respecto del estado del imputado y acompañantes esa noche, el testigo dijo que “estaban normales”.

Otra persona ratificó la existencia de ese incidente, corroborando los dichos del denunciante en cuanto a que Buceta y sus acompañantes habían pedido una cerveza, la que el dueño no les quiso despachar, armándose la discusión que culminó con la amenaza.

Otros testigos dijeron no haber presenciado el incidente, pero para la Juez, esto lo interpretaba como un cierto temor en ellos, ya que fueron además reticentes en su declaraciones.

La falta de secuestro del arma de fuego fue el centro del debate, pero para la Dra. Merlo ello no impedía tenerla por acreditada, ya que de distintos testimonios había surgido sin duda alguna que se trataba de un arma de fuego.

La defensa argumentó que al no haber sido secuestrada se desconocía si estaba o no cargada, pero para la Juez en el caso no eran exigibles los mismos requisitos que para la agravante del robo, indicando que en su opinión, en
“las amenazas, a diferencia de lo que sucede en el robo, se trata de una mayor posibilidad de atemorizar, la cual se logra aún cuando el arma no tenga afectiva aptitud para el disparo”. “El imputado extrajo un arma de fuego y con ella hizo uso de amenazas al exhibirla, mostrarla y apuntar..., a la par que profería frases de claro tinte amenazante. Es evidente que el procesado, con su actitud de extraer el arma de fuego trascendió del ámbito de las meras palabras y pasó a la acción. Si las frases proferidas de manera aislada, referidas a que ‘le iba a tirar un cuetazo’, pueden eventualmente ser consideradas como una mera bravuconada y poco idóneas para causar temor o amedrentamiento -como dijo la Defensa-, pero acompañadas de la acción de extraer un arma de fuego..., adquieren una relevante entidad intimidatoria”, precisó en el fallo.

“Las amenazas, como bien sostiene el Ministerio Fiscal, constituyen un delito contra la libertad individual psíquica-, que atenta contra el derecho de las personas a no ser víctimas de actos susceptibles de alterar su tranquilidad espiritual produciéndoles inquietud o temor...”, precisó la magistrada, agregando que “más allá de entender que si bien el denunciante dijo que estaba acostumbrado a no perturbarse ante este tipo de situaciones, lo cierto es que también manifestó..., que nunca se sabe cual puede ser la reacción de una persona en esas circunstancias, máxime que se trataba de una persona joven, que, por una pavada saca un arma”.

Por todo ello la Dra. Merlo resolvió finalmente condenar a Sergio Gabriel Buceta, apodado “Gabito” o “Gaby”, argentino, de 24 años de edad, soltero, empleado rural, nacido y domiciliado en Maipú, a la pena de Un año de prisión de ejecución condicional -atento la ausencia de antecedentes y la obvia inconveniencia de aplicar al caso una pena de efectivo cumplimiento-, al considerarlo autor penalmente responsable del delito de Amenazas agravadas por el uso de armas.

1 comentarios:

chino dijo...

manga de lacras humanas, hay que cortarle las pelotas a todos. seguro que este fue uno de los que quiso violar a piazza jajaja....aguante el diario alta-joda

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